Dramaturgia, títeres y escenografía: Fabiola Garrido y Enrique Lanz
Música: Enrique Rueda
Puesta en escena e iluminación: Enrique Lanz
Producción: Etcétera (con la colaboración de la Junta de Andalucía)
Estrenado en noviembre de 1990, en el Centro Cultural Amaia, Irún.
Trans ha sido -y sigue siendo- un espectáculo referencial dentro del teatro con títeres hecho en Andalucía. El crítico Miguel Martín Rubí escribió que con él Etcétera había vuelto a demostrar que era única a la hora de entretener al público, haciéndole creer que era alta tecnología lo que era sólo oficio y sencillez y que parecía sencillo lo que era técnica y conceptualmente complejo. Se trata no solo ante de un teatro basado en la plástica que utiliza diferentes técnicas de manipulación y animación de títeres y objetos explotando al máximo su capacidad expresiva, la emoción estética y un lenguaje sutil y sugerente, sino de una propuesta con múltiples significados y sorpresas, fundidas en una sugerente y personal visión de la realidad.
Un niño pierde a su mono mascota y recorre la ciudad en su búsqueda, viviendo numerosas peripecias. Esta fábula aparentemente sencilla contenía un complejo tejido dramatúrgico que mezclaba la realidad, las pesadillas y los sueños.
En las dos primeras versiones de Trans (1990 y 1991) los añadidos de carácter onírico y sensitivo configuraron un universo dramático a través de imágenes, sonidos y silencios. En 2003, después de cerca de doscienta cincuenta funciones en diferentes países, Enrique Lanz, presentó una nueva versión del mismo que incluyó gran parte del material escenográfico de la producción original, ampliando el tamaño del pequeño gran teatro de títeres donde se desarrolla la historia. Un relato que, siguiendo la propia evolución de la compañía, integró música de piano ejecutada en directo por el propio compositor, Enrique rueda, y la presencia de un actor, Claudio Vegal, que acompañó con su poética narración lo que sucedía en escena.
Trans giró durante diez años, cosechando éxitos en festivales europeos. En Irán, por ejemplo, fue seleccionado en 1994 el mejor espectáculo del festival de títeres de Teherán.
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